Yo no estaba en la habitación contigo. Me llamaron hacia la una de la madrugada del 27 desde la clínica donde estabas recuperándote -vi un número largo, como de oficina, y comencé a temblar- y escuché una voz femenina que confirmaba mi nombre y me informaba de que habías fallecido.
Luego, alucinado, encontrar un taxi, caminar hacia el hospital... y...
Dos años.
Los dos peores años de mi existencia en esta vida.
La ausencia.
La medida real de esto que llamamos vida.
La asimilación del futuro que llegó, y se instaló en cada rincón del mundo.
Me duele la cabeza.